La geometrización conservadora de los cielos peruanos: Hacia un estudio de las culturas virreinales cortesanas(1645–1665)
Las obras de Juan Gerónimo Navarro, Joan de Figueroa, y Francisco Ruiz Lozano, publicadas por Margarita Suarez en Astros, humores y cometas (Lima 2019), son una ventana privilegiada al estudio de la cultura virreinal peruana de 1645 a 1665. El estudio preliminar de la Dra. Suarez es erudito y comprensivo, es decir, queda poco por decir. En las páginas siguientes me limitaré a tres puntos que llamarón mi atención al leer estos tres textos. El primero es el uso precoz de la física y cosmología moderna europea, incluyendo las obras de Galileo, Kepler, Tycho Brahe y Halley, en Lima para apoyar proyectos epistemológicos conservadores. El segundo, relacionado con el primero, es la creciente matematización y geometrización de la filosofía natural en el virreinato. En las manos de Figueroa y Ruiz Lozano, la astrología se convertirá en un método para crear una ciencia geométrica de los cielos australes. El tercero es la relación de los autores con una multitud de culturas cortesanas virreinales de más de seis virreyes en el transcurso de veinte años que reflejan tanto continuidad como proyectos individuales, aun por discernir en la historiografía.
Llama muchísimo la atención el grado de familiaridad de cada uno de los textos editados por Suarez en Astros humores y cometas con los textos astrológicos y físicos de europea de mediados del xvii. Los tres autores tienen gran familiaridad con la información sobre telescopios y sobre las obras de Galileo, Kepler, Clavio, Tico Brahe, y Halley por nombrar solo a unos pocos. Esta cultura letrada cosmopolita se refleja en la biografía de Galileo de Juan Vásquez de Acuña que apareció en Lima en 1650. Vasquez de Acuña fue consuegro del astrologo Joan de Figueroa, uno de los autores editados por Suarez.
Juan Vásquez de Acuña. Biografia de Galileo (Lima 1650)
La biografía sorprende: incluye un análisis detallado del impacto del telescopio en hacer de dos físicas una. A partir del telescopio, la física celeste y la terrena se unifican: el sol tiene manchas, la luna valles, Júpiter y Saturno planetas. Todo cambia tanto abajo como arriba. La biografía da cuenta de todos los tratados de Galileo con bastante precisión y de su rol como cortesano. La descripción de semejante vida cortesana habrá resonado en Lima, en donde la cultura de las cortes virreinales generó tres textos tan dispares como fueron los de Navarro, Figueroa, y Ruiz Lozano.
El texto de Juan Gerónimo Navarro (Sangrar y purgar en tiempos de conjunciones-1645) es curioso.
Juan Gerónimo Navarro, Sangrar y Purgar en días de conjunciones (Lima 1645)
Busca demonstrar la diferencia entre “astronomía” (astrología natural) y astrología (astrología judicial). Todo lo que se dice sobre la influencia de planetas y constelaciones sobre el mundo sublunar es absurdo, Navarro argumenta. Navarro denuncia una cultura alarmista letrada que concluía que cada eclipse, cometa, y conjunción conllevaba peligros. El caso de la conjunción de la luna y el sol había generado una gran literatura sobre los efectos nocivos sobre cuerpos y climas. Los médicos por lo tanto restringían y regulaban los tiempos propicios para sangrar y purgar alrededor de los ciclos de la luna. Navarro desmantela todas las teorías astrológicas con el argumento de que los planetas y estrellas no hacen más que reflejar la luz y el calor solar. La única gran influencia astral era la del sol que a partir del calor de la luz generaba todos los cambios meteorológicos sublunares y por tanto todos los cambios de temperamento y constitución corporales. Ni la luna, ni los planetas, ni las estrellas zodiacales contribuían con efectos sublunares independientes.
Esta teoría aparentemente moderna, sin embargo, estaba basada en una actitud profundamente conservadora sobre el conocimiento contemporáneo. Para Navarro los planetas y las estrellas podían actuar sobre los elementos y complexiones sublunares únicamente a partir del principio de la luz.
El Renacimiento creó una ciencia astrológica que incorporaba para cada planeta simpatías y poderes ocultos que iban más allá de los efectos del calor y la luz. Nuevas fuerzas como la electricidad, el magnetismo, las simpatías y antipatías entre plantas y cuerpos (incluyendo los efectos desconocidos de las alergias) dieron autoridad a la ciencia astrológica durante la modernidad temprana. Se postuló que existían más de un tipo de rayos conectando cada planeta y constelación al mundo sublunar. La astrología era la ciencia geométrica de líneas de rayos conectando perpendicularmente varios cuerpos celestes y sublunares entre sí. Era una geometría no solo rayos de luz sino de simpatías y de poderes magnéticos, simpáticos, eléctricos y de muchos otros, todos ocultos. Esta es la geometría que Navarro descarta sin chistar. “Dado caso que obraran con cualidad oculta… — como la piedra imán, el electro, el equino o rémora, y otros semejantes — , más incomprensible fuera este conocimiento. Porque si de estas cosas, que las vemos y tocamos con las manos, a priori ni posteriori sabemos la razón; ni si es por sus formas o modo de substancia, siendo causas particulares, como se podrá conocer; ni distinguir en las estrellas, causas tan universalisimas y remotas, lo oculto del modo de substancia que tienen la proporción que se requiere en el sujeto que padece y la dicha influencia oculta.”(47)
Juan Gerónimo Navarro, Sangrar y Purgar en días de conjunciones (Lima 1645). P 46
La aparente modernidad de Navarro oculta una posición epistemológica profundamente conservadora. Para desmantelar la astrología, Navarro desmantela la modernidad de lo preternatural.
Navarro es un intelectual extraño. Su obra fue ensalzada en varios sonetos en el paratexto, como un escéptico que navegaba contra corriente: un amante de la verdad que no mide los costos de exponer como fraude la popularidad de la astrología. El texto se lo dedica al virrey Marqués de Mancera. Entre los que lo loan están Jesuitas y señores de órdenes militares, incluyendo dos miembros de la familia Figueroa (¿parientes del astrólogo Joan de Figueroa?). A pesar de toda su novedad, Navarro sin embargo no dejó más huellas como letrado. Se educó en Murcia donde estudió medicina. Vivió en el Perú del 1622 al 1647, cuando muere. Dejó parte de su herencia a dos hijas ilegítimas, que concibió en Panamá primero y después en Lima. Navarro tuvo una práctica que le permitió vivir con carruaje y un séquito de siete esclavos africanos. ¿Qué rol jugó el virrey Marqués de Mancera en su ciencia anti-astrológica y en su batalla contra la validez epistemológica de poderes ocultos? ¿Fue su posición anti-astrológica la que lo hizo rico y popular y le permitió cultivar una clientela entre las elites?
El caso de Joan de Figueroa es también peculiar. Su texto, Opúsculo (1660) , es masivo y detallado.
Joan de Figueroa, Opúsculo de Astrología (Lima 1660)
Figueroa fue un letrado, pero no un universitario, que hizo su fortuna en la minería en Potosí de 1606 al 1636, después de migrar de Granada. En Potosí llegó a tesorero de la Casa de la Moneda, donde adquirió también la plaza de ensayador y fundidor mayor, en la época del gran fraude. Se hizo también concejal. En 1636, se movió a Lima donde adquirió la posición de familiar de la Inquisición. En Lima compró por 52,000 pesos, millones de hoy, su plaza de ensayador y fundidor en Potosí de por vida. En Lima se hizo también concejal. Escribió su Opúsculo (1660) para complacer al virrey, Conde de Alva de Liste. A través del virrey le hizo llegar a Felipe IV genituras de su hijo Baltazar Carlos y horóscopos de su reino, prediciendo la reconstitución de la monarquía global a partir de la gran desplazamiento de triplicidades de “Aques” a la “Ignea” (curiosas y raras conjunciones de tres planetas) de 1663. “España no solo recuperará lo perdido”, argumentó Figueroa, se convertiría en la monarquía global más basta. España recuperaría por fin Jerusalén hacia 1690 (346r y 348v).
Joan de Figueroa, Opúsculo de Astrología (Lima 1660). Genitura del príncipe Baltasar Carlos. 248v
Joan de Figueroa, Opúsculo de Astrología (Lima 1660).Profecía Felipe IV 1663–1690 (346r y 348v)
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El gran proyecto de Figueroa, sin embargo, fue la creación de tablas de cálculos de genituras, horóscopos, crisis y anticrisis medicas ajustadas al meridiano y latitud sur de la ciudad de Lima.
Joan de Figueroa, Opúsculo de Astrología (Lima 1660). Las doce casas en genitura y pronostico médico en Lima, Abril 22, 1652 (42 v)
Joan de Figueroa, Opúsculo de Astrología (Lima 1660). Latitud y longitud de las principales ciudades del virreinato (56r).
Su preocupación no fue el de crear tablas que incluyesen las estrellas fijas del hemisferio sur porque Figueroa consideraba que los planetas y constelaciones zodiacales, es decir las estrellas fijas entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, eran las únicas que contaban para cálculos astrológicos, no así las estrellas únicas del hemisferio norte o del hemisferio sur ¿Cómo un empresario minero se convirtió en uno de los más informados astrólogos Ibéricos de su época? Todavía más fascinante es el hecho de que el poderoso Figueroa usó al virrey para llegar al rey. Aunque su obra se la dedica al conde de Alva de Liste el texto no hace mención en ningún lugar de horóscopos y genituras y profecías asociadas al virrey y su familia. La audiencia de Figueroa fue el rey. ¿Fue la estrategia cortesana de Figueroa típica?
El caso de Ruiz Lozano es también fascinante, en tanto el cosmógrafo fue también hombre de armas que viajaba tras piratas y Mapuches de California a Chile y en el proceso creaba mapas, fortificaciones, y cálculos astronómicos mientras se hacía rico como empresario de mercancías.
Anonomimo. Ruiz Lozano. Universidad de San Marcos. Catedrático de Matemáticas de San Marcos en 1665 y general de la armada del Mar del Sur (s.f)
Ruiz de Lozano, Tratado de Cometas (Lima 1665)
Ruiz Lozano fue una criatura de la monarquía: nació en Oruro en 1606 y viajó joven a Lima a estudiar con los Jesuitas. Primero se fue a España y de España viajó México. Después de estudiar matemáticas México con el mercedario Diego Rodriguez, autor del Discurso eteorologico del nuevo cometa de 1652 e innovador en el cálculo de logaritmos, Ruiz Lozano regresó a Lima en el sequito del virrey el Conde de Alva de Aliste en 1655. En Lima se convertirá no solo en profesor de la cátedra de matemáticas de la nueva academia naval (1657) sino, más tarde, en cosmógrafo mayor (1662). Ruiz Lozano acompañará al almirante de la flota del Mar del Sur, organizada en México, Pedro Porter Casanate, a Chile a pacificar una revuelta criolla contra la corona (limitando a los criollos la esclavitud de indígenas Mapuches en las guerras de fronteras). Ruiz Lozano seguirá viajando de California a Chile haciendo mapas, construyendo fortificaciones, organizando flotas para llevar el situado a los presidios de Concepción y Panamá, reformando las defensas de Acapulco, donde murió en 1677, de peste. Ruiz de Lozano recibirá del Conde de Castelar el título de general de la armada del Mar del Sur. Ruiz Lozano, es decir, formó parte de una cultura de aplicación de la geometría y matemáticas a la guerra contra la piratería del Flanders Indiano (Mapuches) y del Flanders europeo, incluidos tratados de escuadrones de infantería. El Tratado matemático de Antonio de Heredia de Estupiñán de 1660 captura este momento de la cultura virreinal peruano. Es un tratado en el que Ruiz Lozano participó
Antonio de Heredia y Estupiñán, Teoria y práctica de esquadrones (Lima 1660)
La obra de Heredia refleja la obra de Ruiz Lozano en tanto es un resumen de un proyecto mucho mayor: el Tesoro Militar, es decir, un estudio detallado de la geometría y matemáticas de la guerra y de sus ejércitos, incluyendo no solo la construcción de fortificaciones, armadas y organización de escuadrones navales y de infantería. Teoría ofrece formulas geométricas y matemáticas de cómo organizar escuadrones cuadrangulares, pentagonales, y circulares para atacar y defender cargas de caballería.
Antonio de Heredia y Estupiñán, Teoria y práctica de esquadrones (Lima 1660)
El Tratado de cometas de Ruiz Lozano refleja la cultura matemática aplicada de la segunda mitad del xvi en la corte virreinal limeña, quizás algo más desarrollada que la de la corte española en Madrid. El libro ofrece un estudio meticuloso del cometa de 1664–65 para demostrar su naturaleza supralunar. Ruiz Lozano, como Navarro lo hizo ya en 1644, no encuentra diferencia entre el mundo físico sublunar y el celestial. Es en este último donde los cometas se generan. No son por lo tanto los cometas emanaciones terrestres que transitan en la capa de aire sublunar mientras expiran. Usando técnicas astronómicas y matemáticas que más tarde también usará Carlos Sigüenza y Góngora en México en su estudio del cometa de 1680, Ruiz Lozano ubica a los cometas más allá de los planetas. A diferencia de Sigüenza y Góngora, Ruiz Lozano sin embargo insistirá en que los cometas eran portadores de influencias tanto nocivas como benéficas y que por lo tanto podrían causar revoluciones, mutaciones, cambios dinásticos y guerras. La obra de Ruiz Lozano debe ser integrada al universo cortesano de los virreyes ya sea el conde Alva de Liste (1655–1661), el conde de Santisteban (1661–1666), el conde de Lemos (1667–72), y el conde de Castellar (1674–78).
La vida y obra de Ruiz Lozano indica un hilo conductor en que las nuevas ciencias se incorporaron ávidamente a la defensa militar del reino generando en el proceso nuevos productos culturales.